
Unas 500.000 personas, según cifras oficiales, y más de un millón, de acuerdo con la central sindical CGT, se manifestaron este jueves en distintas ciudades de Francia contra el plan de ajuste impulsado por el nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu. La protesta, convocada por los sindicatos, también sirvió para expresar el “hartazgo” con la gestión del presidente Emmanuel Macron.
La marcha se produjo tras la caída del gobierno de François Bayrou, cuyo plan presupuestario contemplaba recortes por 44.000 millones de euros y la eliminación de dos feriados. Aunque Lecornu anunció que ese punto no será incluido en el nuevo proyecto, los sindicatos mantuvieron la convocatoria como señal de advertencia. El movimiento es una advertencia muy clara, advirtió Marylise Léon, secretaria general de la CFDT.
Las protestas afectaron el transporte público, las escuelas y las farmacias, y en París un grupo de manifestantes ingresó durante 20 minutos al ministerio de Finanzas reclamando que se busque el dinero en los bolsillos de los más ricos.
Las autoridades desplegaron 80.000 agentes de seguridad en todo el país. Aunque las movilizaciones fueron en su mayoría pacíficas, se registraron enfrentamientos en París, Nantes y Rennes, con gases lacrimógenos, 181 detenidos y varios incidentes aislados.
El reclamo sindical incluyó la creación de un impuesto extraordinario a las grandes fortunas la llamada tasa Zucman, la derogación de la reforma jubilatoria de 2023 y más fondos para los servicios públicos.
Lecornu deberá presentar a mediados de octubre su nuevo proyecto de presupuesto, en un contexto de déficit elevado (5,8% del PBI) y una deuda pública del 114%. El fracaso de sus predecesores y las crecientes protestas ponen a su gobierno bajo una fuerte presión política y social, mientras crecen los pedidos de renuncia a Macron.