El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy ingresó en prisión para cumplir una condena de cinco años por la financiación ilegal de su campaña presidencial en 2007, cuando según la acusación, recibió fondos de manos del libio Muamar al Gadafi. Es el primer exmandatario de la República Francesa y de la Unión Europea en cumplir una sentencia carcelaria.
Sarkozy se mostró sereno, defendiendo su inocencia, y con el apoyo incondicional de su mujer Carla Bruni, de la hija de ambos, Giulia (14) y de sus hermanos, con la que abandonaba Villa Montmorency, su residencia en la capital francesa, a eso de las 9.15 horas para recorrer el camino a la prisión parisina de La Santé, donde llegó rodeado de fuertes medidas de seguridad.
La condena a cinco años de prisión fue dictada hace un mes y, aunque no es firme ya que Sarkozy presentó un recurso de apelación, el juez dictaminó que su ingreso en la cárcel debía ser inmediato. Sus abogados ya anunciaron este mismo martes una petición para que pueda permanecer en libertad provisional mientras se sigue estudiando su caso en segunda instancia, ya que consideran que es «demasiado» que pase una noche en prisión. Descuentan, sin embargo, que en el caso de una decisión favorable, estará al menos dos semanas detenido.
El expresidente siempre negó cualquier irregularidad y denunció una supuesta persecución política contra él a través de los tribunales, argumentos a los que volvió a recurrir en un comunicado publicado en sus redes sociales este martes en el que insiste en su supuesta inocencia..
«Al prepararme para salir de la prisión de La Santé, mis pensamientos se dirigen a los franceses de todos los ámbitos y opiniones. Quiero decirles con toda mi fuerza que no es un expresidente de la República quien está siendo encarcelado esta mañana, sino un hombre inocente», ha lamentado Sarkozy, que ha dicho sentirse víctima de un «escándalo judicial» y de un «calvario» iniciado hace más de una década.
Según el expresidente, la causa que termina llevándolo entre rejas parte de un documento falso y se resumen en «un caso de financiación ilegal sin fondos». En su defensa apela a la ciudadanía a no tener «lástima» por él sino por Francia, «que se ve humillada por la expresión de una venganza que ha llevado el odio a un nivel sin precedentes (…) No tengo ninguna duda. La verdad triunfará. Pero el precio a pagar habrá sido demoledor», dijo, en tono solemne.
La investigación contra el expresidente comenzó en 2012 después de que la edición Mediapart filtrara documentos que confirmaban que el Gobierno libio entregó 50 millones de euros para la campaña electoral de Sarkozy en 2007.
En 2016, uno de los testigos clave del caso, Ziad Takieddine, reveló que desde finales de 2006 hasta principios de 2007 llevó maletas de dinero de Libia al Ministerio del Interior de Francia, que en esos años era dirigido por Sarkozy. En total habría entregado unos cinco millones de euros.
Takieddine detalló que entregó dos maletas de dinero a Claude Guéant, jefe de gabinete de Sarkozy, y una vez personalmente al político francés. En noviembre de 2020, Takieddine renunció a sus acusaciones contra Sarkozy.
El testigo murió de manera misteriosa en Beirut el 23 de septiembre pasado, a dos días de que la corte dictaminara el veredicto en el proceso que se sigue al exgobernante.
ALG con Europa Press y Sputnik